Según han confirmado desde la compañía nipona, la venta se ha realizado por 1.050 millones de euros. De esta forma, Sony tiene ahora libertad para integrar de una manera mucho más amplia el negocio de los smartphones con el resto de su extensa gama de dispositivos electrónicos de consumo, para una mayor compatibilidad e interconexión entre teléfonos inteligentes, televisiones, equipos de música, tabletas u ordenadores personales.

Como resultado del acuerdo de esta transacción, Sony se hace dueño de una serie de acuerdos de licencias, derechos de propiedad intelectual e industrial, y un total de cinco importantes conjuntos de patentes sobre tecnologías de telefonía móvil.

La operación se culminará en enero de 2012, y después de que cumplan las condiciones que impongan los órganos reguladores. Para Sony es un “paso estratégico lógico” después de la tremenda evolución que sufrido este sector en la última década, desde móviles muy sencillos (de los que Ericsson fue pionero junto con Nokia) a completos dispositivos inteligentes con acceso a Internet.

Precisamente, en los últimos años Sony-Ericsson ha estado apostando muy fuerte por smartphones de gama alta (como es el caso del Xperia Arc S), y en este sentido acaba de confirmar que con motivo de la salida de la nueva versión de Android 4.0 Ice Cream Sandwich, habrá actualizaciones de este sistema operativo para sus últimos modelos.